miércoles, 13 de enero de 2010

MARIA MAGDALENA

¿ESPOSA DE JESÚS?

En los Evangelios se puede ver, que María Magdalena, juega un papel muy similar a un discípulo.

Está con Jesús en tres de sus momentos claves: lo observa mientras es crucificado, ayuda en Su entierro y es la primera persona que se encuentra con Cristo resucitado.

Estos hechos la hacen importante, como mínimo, en el plano simbólico y pueden explicar el hecho que Pedro sea tan despectivo con ella, como se verá más adelante.

¿Hay alguna prueba de que hubiera una relación más íntima entre la Magdalena y Jesús?
Lamentablemente, el Nuevo Testamento nos falla a este respecto. La lectura convencional de los Evangelios no nos da pista alguna de una posible relación entre ambos.

¿Qué hay de las fuentes al margen de los Evangelios tradicionales?

Uno de los llamados Padres de la Iglesia, Hipólito en sus comentarios sobre el “Cantar de los Cantares”, sí que parece mencionar a María Magdalena, si bien de una forma un tanto indirecta:
Por si acaso las mujeres apóstoles dudaban de los ángeles, Cristo mismo fue a ellas para que fueran apóstoles de Cristo y, mediante su obediencia, rectificaran el pecado de la antigua Eva.
Después, pasa a relatar cómo Cristo se mostró ante los apóstoles varones y dijo: “Soy Yo quien se apareció a esas mujeres y Yo quien quiso enviároslas como apóstoles”.

En el Evangelio de Felipe (63: 33-6), uno de los llamados Evangelios Gnósticos encontrados con el tesoro de Nag Hammadi en Egipto, se utiliza un lenguaje más confuso para describir una posible relación íntima entre Jesús y María Magdalena.
En este texto se dice que Jesús solía “amarla más que a todos los discípulos” y que solía “besarla a menudo en la boca”, actitud por la cual los discípulos varones se ofendían. Aunque no hay en ello indicio alguno de auténtico matrimonio o de convivencia, en el lenguaje copto en que están escritos los textos se utiliza para describir a María Magdalena la palabra koinonos, que ha sido traducida por Susan Haskins (en su libro María Magdalena, mito y metáfora, de 1993) como “consorte” o “compañera”.

Uno de los textos de Nag Hammadi es conocido como el Evangelio de María.
En él encontramos una referencia al hecho de que ella era la destinataria de la revelación, para gran disgusto de los apóstoles varones.
En dicho Evangelio (17:10-18), encontramos que Andrés duda de que María viera realmente a Cristo resucitado y que Pedro pregunta: “Ha hablado el Salvador con una mujer sin nuestro conocimiento y a escondidas?”. Y continúa: “La prefiere a nosotros?”. Más adelante, en el mismo texto, Levi reprende a Pedro, diciéndole: “Si el Salvador la ha hecho digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Seguro que el Salvador la conoce muy bien. Por eso la amaba más que a nosotros”.

Lo que nos muestran estos textos es que las figuras de las mujeres seguidoras de Jesús bien podrían haber tenido un estatus más alto de lo que se nos quiere hacer creer, aunque no aclaran la cuestión principal de sí Jesús y María eran marido y mujer. En lugar de ello, nos ofrecen, sugerentes atisbos y posibilidades y dan pie a líneas de pensamiento y teorías basadas en tal suposición.
Una teoría que incita a la reflexión es que la historia recogida en el Nuevo Testamento sobre Las Bodas de Canaan, en la que Jesús realiza el milagro de convertir el agua en vino, podría ser, en realidad, un relato distorsionado de la propia boda de Jesús.

Esta teoría tiene mucho a su favor y bien puede ser una de las pistas principales para zanjar esta polémica.

Ésta y el hecho de que en aquel tiempo se habría esperado que Jesús, como judío que era, se hubiera casado, son caminos que merecen ser seguidos por el investigador.

Nos quedamos, pues, con las siguientes CONCLUSIONES:

• El personaje de María Magdalena en el Nuevo Testamento bien podría haber tenido una relación más íntima con Jesús de lo que se pensó en principio.

• María estaba con Jesús en momentos clave de la historia, particularmente en Su muerte, entierro y resurrección.

• No hay pruebas directas en los textos que hoy por hoy conocemos, ni tampoco en los Evangelios, que corroboren la hipótesis de que Jesús y María estuvieran casados. Ni siquiera los Evangelios hallados en Nag Hammadi (en 1945) se pronuncian con pruebas (o carecen de ellas) respecto a este tema, salvo una referencia de Felipe a una posible consorte.

¿Qué le ocurrió a María después de la muerte de Cristo?
Según la tradición católica, María Magdalena murió en Éfeso, donde vivió junto con María, Madre de Jesús, y Juan, el supuesto autor del cuarto Evangelio.
Sin embargo, esta tradición cuestiona una leyenda del siglo vi, mencionada por Gregorio de Tours que establece que un documento aún más antiguo ofrece la versión de que María Magdalena viajó a Aix-en-Provence, en Francia, con el séquito de San Maximino. (Esta historia parece ser la catalizadora de las teorías de la Sang Real “sangre real” o linaje de sangre real de Cristo, de nuestro tiempo).

En los círculos gnósticos también se conoce a María Magdalena como la “amada”, con lo que, de nuevo, se la relaciona con la hipótesis de una unión con Jesús.

Según el antiguo sistema hebreo de la “guematría, o simbolismo numérico”, el nombre “María Magdalena” y su correspondiente cifra en este sistema, el “153” indican que, en este contexto, María era la “Diosa”.

Parecería lógico, que el papel de María Magdalena, fuera el de consorte de Jesús, o, el de personificación de la Divinidad Femenina.

La historia de María Magdalena está envuelta en mitos, leyendas y simbolismos.
Ella ha llegado a representar y sostener el papel del mismísimo espíritu de la antigua Diosa venerada por todo Oriente Medio y Europa hace miles de años.
Que estuviera casada con Jesús ó que le diera un hijo son cuestiones que, simplemente, no se pueden probar por lo que sabemos, hasta el día de hoy.


Fuente: http://www.portalplanetasedna.com.ar/

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